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sábado, 23 de julio de 2011

freedom

Temblaban nerviosas las finas cerdas de la hierba mojada.
Recién regada por el rocío que esta mañana las había despejado.
Pude sentir en mis pulmones el aire oxigenado de la costa, pude respirar mar, pescado y risas.
Mientras que escribía cerré los ojos tan solo un momento para poder pensar en nada siquiera unos instantes.
Al levantar la vista me topé con un sol radiante y sonriente, y olvidándolo todo cerré mis sentidos para perderme en mi misma, para dejarme flotar cual pluma perdida despega el vuelo entre un sin fin de corrientes de aire que intenta guiarla, manejándola, dirigiéndola, pero tan libre...